En Europa se desperdician unos 88 millones de toneladas de comida cada año, lo que conlleva unos costes, según la Unión Europea, de 143.000 millones de euros. Bernhard Url, director ejecutivo de la European Food Safety Authority, señala que “Europa malgasta el 30 % de los alimentos, lo cual es un escándalo a nivel ético”. Pese a que la normativa europea en materia de seguridad alimentaria y envasado es una de las más estrictas del mundo, esto es solo parte de la solución. Desde los productores que fabrican y procesan los alimentos hasta los vendedores que hacen que estos estén disponibles para su compra, existen muchas organizaciones en la cadena alimentaria que están recurriendo a la tecnología, y concretamente a la inteligencia artificial (IA) para evitar y reducir el desperdicio de comida.
DVNutrition es una empresa holandesa, productora de proteína de suero, que está revolucionando sus procesos de producción gracias a la inteligencia artificial. Este fabricante, que produce más de 10 .000 toneladas de proteína de suero al año, tiene que asegurarse de poder tomar decisiones totalmente formadas durante todo el proceso para que nada de lo que produce se eche a perder. Combinando la experiencia de sus operarios con información basada en datos y analítica predictiva, esta empresa es capaz de ralentizar e incluso detener la producción cuando se llena el tanque de almacenamiento. Esto significa que el proceso de fabricación está alineado directamente con su capacidad de almacenamiento, mitigando el riesgo de sobreproducción y minimizando el desperdicio.
Es más, aplicando nuevos algoritmos y analizando datos, tanto nuevos como históricos, DVNutrition espera mejorar la calidad de sus proteínas de suero y derivados. “El suero es un producto natural y las estaciones influyen en su composición. Para garantizar la calidad, tenemos que adelantarnos a la estacionalidad en nuestro proceso. Usando datos actualizados como, por ejemplo, la temperatura, podemos realizar ajustes proactivos en tiempo real”, comenta Marcel Boon, director general de la empresa holandesa.
Si modificar los procedimientos industriales y capacitar a los operarios ayuda a resolver algunos aspectos del desperdicio de comida, ¿qué más pueden hacer los fabricantes para garantizar que los alimentos se mantengan en buen estado mucho después de que estos salgan de la planta de producción y lleguen a las despensas de las personas? La calidad y apariencia de los envases, arrugas, muescas o grietas, es una de las principales causas del desperdicio de alimentos. Tetra Pak, compañía de procesamiento de alimentos y soluciones de envasado presente en más de 175 países, está desarrollando sistemas que funcionan con IA, uno de los cuales saca fotografías de cada uno de los envases que salen de la línea de producción y lleva a cabo un análisis para reducir los fallos.
Los métodos tradicionales de control de calidad exigen que los operarios prueben un pequeño número de envases. La prueba de concepto de Tetra Pak analiza la imagen de cada envase mediante un sistema que contiene un modelo de redes neuronales profundas capaz de identificar si un envase presenta problemas o no. Gracias a la IA, Tetra Pak puede entender mejor los problemas de producción de sus clientes y hacer recomendaciones, relacionar errores con ajustes del proceso y abordar las causas subyacentes relevantes. “Una sola máquina”, dice Johan Nilsson, vicepresidente de soluciones industriales y digitales 4.0 de Tetra Pak,“fabrica unos siete envases por segundo, lo que hace que la inspección manual individual de cada envase resulte inviable. Con esta tecnología, tanto Tetra Pak como sus clientes pueden garantizar la calidad y la apariencia que se les exige a nuestros envases”.
Ahora sólo queda, además de que más productores sigan transformando sus procesos, con o sin inteligencia artificial para ser más eficientes y no desperdiciar alimentos, que las personas hagamos lo mismo. Con IA o sin ella, tenemos que ser conscientes de que lo que tiramos, lo que no consumimos, lo que producimos de más, es comida que otras personas no pueden ni podrán consumir, y que además trastorna el medio ambiente y el ecosistema natural. Seamos conscientes, sí, de que la tecnología puede ayudar, pero quien más lo puede hacer somos nosotros mismos.
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